miércoles, 23 de abril de 2008

Una Corona de sauces


Una corona de sauces y flores de azahar, orlaba la frente de Rebeca. Cientos de rapsodas, trovadores y vates deambulaban por las callejuelas de Sidón. Naves llegadas de lugares lejanos atiborraban los muelles y en el aire un torbellino de jergas marineras alzando sus manos cuajadas de acentos y ditirambos...En cada rincón una alegoría y allí Rebeca, coronada, tratando de no aburrirse de esa fastidiosa ceremonia en homenaje al dios del vino. Recordaba a Efraín y sus besos, recordaba la brusquedad deliciosa de su boca hurgando, húmeda, en sus pezones encabritados. No quería remover una sóla palabra de su juramento, pero sentía como gigantescas masas de hielo y nieve caían sobre sus pensamientos como queriendo criogenizar y hasta criogenenizar, los latidos de cada minuto dedicado a honrar a Dionysos. El amor de Efraín, no era un amor genuino y ella lo sabía... Premeditadamente y con alevosía, el pastor de Judea, había ido adormilando su voluntad y destruyendo su personalidad. Efraín, la hacía sentirse una muñeca, una marioneta trágica, sin embargo jamás se atrevería a decirle que no... Él cada vez que la atrapaba en sus brazos la llevaba al quinto cielo, de sólo mirarlo, ya tenía un par de orgasmos gestándose en el fondo de sus deseos.Rebeca lo había conversado con Platón, con Einstein y con Giordano Bruno... Sin embargo, no podía librarse de esa verdadera maldición, de esa condena. Efraín era capaz de calentarle hasta los sesos, era una obsesión que no podía domar... Pero, cuentan que todo cambió cuando conoció a Jesus, ese muchacho ascético y pacífico, que al parecer era de la familia de un carpintero.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Quiero leer todo sobre Rebeca, desde el principio... todas sus historia, su diario...

Leerte con el sonido de Paco de Lucia como fondo es... estar en la gloria.

Un gran abrazo.

Te enlazo, para seguir "tus pasos" un poquito.

Gracias por pasarte por mi página, y comentarme con esas sabiduría que forma parte de ti, de usted, mi maestro.

Cefe dijo...

Mariose querida:

Como toda ilusión, Rebeca es y no es. No tiene principio ni fin. Rebeca, amiga mía, no transita por cronologías, es volátil y voluble, fantasmagórica... Eso es Rebeca.

Gracias por tu comentario.

Pilar dijo...

Nuestras locas obsesiones, los caminos desconcertantes, esas noches que saben a días y esos días que saben a noches..tantas espirales nos atrapan hasta que, por fin, llega lo que precisamos y, entonces, todo cambia.

Un abrazo grande para ti, amigo mío
Pilar