miércoles, 2 de abril de 2008

Arroz amargo


Abajo en la vaguada, el río Putumayo, conversando con cada guijarro, discurriendo en cada capítulo gredoso del suelo… y allí vine a saber que eras virgen. No eras del perpetuo socorro, ni siquiera de la caridad del cobre, pero cuando te abracé y sentí tu olor a mujer inmaculada, huí de ti como se huye de la peste… Quizás, no te mereces un machacón como yo. No estoy hecho para cateador de vetas tan ricas, soy un pobre gambusino, enamorado de la luna, de los pájaros y de esas mujeres que ya ostentan alguna presea de guerra… Vengo del arroz amargo. Soy así, continuó diciendo Ceferino Machuca. Talvez, soy un descalabro de ser humano, pero aprendí a amarrarme solo los zapatos a los cinco años. Nunca seré un golfo, con balcón al mar, pero… Una mañana de Junio, se asomó al balcón y vio un plato lleno de agua de lluvia, un plato redondo como los ojos de Isabel y allí comprendió que los ciclos de la historia eran redondos como la lluvia… Entonces, siguió jugando por los patios de cien escuelas al “pin pin Serafín cuchillito de marfil”…Volvieron a encontrase… ¿Recuerdas? Tú venías cabizbaja, con la niña durmiendo en tus brazos morenos… y él, todavía pensando en los olores perdidos de tu juventud. Entonces inició aquel periplo infatigable a través del tiempo… Inexorablemente llegará el día de la redención y entonces caerá –sobre los carceleros- ceniza, azufre y fuego… pero, pensó, talvez los rectos de corazón, volvamos a sentir en el rostro la caricia redonda y fresca de la lluvia.



3 comentarios:

Pilar dijo...

Leo y degusto, nuevamente, tu trazo inigualable, tu poesía descolgándose en cada frase y esa nostalgia, amigo mío, que entrega el sortilegio necesario a las pupilas de quienes te leemos.

Un abrazo grande!!

Eduardo Murillo dijo...

Soy como un fantasma a la caza del cazador... Un blog que creía mío, huye de mí refugiándose en palabras claves, nombre de usuario y hasta URL o algo como eso. Me he transformado ante mi propio espejo en una imagen desdibujada y ajena.

¡SOCORRO!

Eduardo Murillo dijo...

Soy como un fantasma a la caza del cazador... Un blog que creía mío, huye de mí refugiándose en palabras claves, nombre de usuario y hasta URL o algo como eso. Me he transformado ante mi propio espejo en una imagen desdibujada y ajena

¡SOCORRO!